Padecimientos
Lamentablemente no existe un método preventivo útil para la parálisis facial, pues muchas de sus causas son desconocidas, sin embargo sí se pueden tomar algunas medidas de prevención en base a los factores de riesgo de este padecimiento, por ejemplo:
La parálisis facial es una disminución o ausencia completa de movimiento en algunos o en todos los músculos de la cara, afectando las expresiones faciales a causa de daño en el VII par craneal. Habitualmente, aparece en un solo lado de la cara, pero puede ser bilateral.
Parálisis facial periférica: Es aquella neuropatía que cursa con denervación del tronco del nervio facial en un trayecto comprendido entre su salida del tronco cerebral y sus ramas terminales en la cara.
En reposo, el surco nasogeniano del lado afectado está borrado y la boca se desvía hacia el lado sano. Existe dificultad para cerrar el ojo del lado paralizado; al intentar cerrarlo, el globo ocular puede desviarse hacia arriba y ligeramente hacia dentro (signo de Bell) esto con la intención de lubricar el ojo.
El párpado inferior cae y se puede revertir (lagoftalmos), por lo cual la hendidura palpebral resulta más ancha. La afectación motora puede acompañarse de alteraciones de la secreción lagrimal y salival, y de la sensibilidad gustativa.
Tras la parálisis de Bell o parálisis facial idiopática (de causa desconocida), las causas más frecuentes son:
Las sincinesias y el espasmo son características de la reinervación que se produce, bien tras una lesión severa del nervio facial de forma espontánea, o bien tras una técnica de reconstrucción o reinervación del mismo.
Los principales estudios neurofisiológicos del nervio facial son:
La amplitud es proporcional al número de fibras musculares activadas, por lo que expresa la función de los axones que las inervan. Se compara la respuesta con la del lado sano.
En el caso de la parálisis por herpes zóster, la zona de captación suele ser aún mayor. Si bien la captación del nervio en una parálisis facial indica simplemente que existe inflamación del nervio, su constatación nos obliga a realizar un seguimiento periódico con nuevas RM hasta que desaparezca la captación, pues puede confundirse con un tumor del nervio facial. Esta captación puede existir incluso en personas sin parálisis.
Por ello, solamente deben pedirse pruebas de imagen si existen signos o síntomas que sugieran que no se trata de una parálisis de Bell y sospechamos un tumor del nervio facial. La tomografía computarizada (TC) y la RM cerebrales son muy poco sensibles para descartar un tumor del nervio facial.
Si lo sospechamos, debemos pedir una TC de peñascos y una RM con gadolinio para estudio de recorrido del nervio facial que incluye secuencias cerebrales centradas en la región de ángulo pontocerebeloso-conducto auditivo interno y secuencias de cuello que incluyan la glándula parótida.
Existen multitud de recomendaciones procedentes de terapias alternativas como la acupuntura, la homeopatía o el uso de vitaminas. Sin embargo, estas no ofrecen una evidencia científica basada en ensayos clínicos o en estudios calificados como de alta evidencia.
Las revisiones sistemáticas realizadas sobre la efectividad de las terapias alternativas en el tratamiento de la parálisis facial concluyen que el nivel de evidencia sobre su utilidad es muy bajo.
La mayor parte de los pacientes con parálisis de Bell se recuperan sin secuelas, pero hay algunos que por la gravedad de la lesión van a presentar sincinesias o contracción muscular mantenida. Asimismo, los pacientes con parálisis facial de otras etiologías (traumáticas, tumorales, posquirúrgicas) con lesión axonal establecida van a tener siempre secuelas. En este caso, se recomienda la terapia física rehabilitadora, mejorando tanto las secuelas desarrolladas como ayudando a que sean menores si actuamos en el momento adecuado
La rehabilitación de la parálisis facial trata de mejorar la función del lado afectado, minimizar las secuelas (sincinesias/contracción muscular mantenida) y aportar la mayor simetría posible, tanto en reposo como en movimiento, incluye actuaciones sobre el lado sano. El método más efectivo es la reeducación neuromuscular facial, muchas veces acompañada de infiltración de toxina botulínica.
También se pueden utilizar antivirales como el aciclovir para disminuir la afectación por el virus del herpes.