Parálisis facial en Monterrey

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Padecimientos

¿Cuáles son los principales síntomas de parálisis facial?

En la parálisis de Bell suele afectarse una mitad de la cara, que puede ser derecha o izquierda.

Existen manifestaciones muy características y que, dependiendo de la gravedad, pueden ser muy notorias o incluso pasar desapercibidas.

Algunos de los hallazgos más frecuentes y que están presentes en la mitad afectada de la cara son los siguientes:

  • Asimetría facial
  • Imposibilidad de levantar las cejas. De hecho, se pierden las arrugas de la frente del lado afectado.
  • Dificultad para cerrar el ojo. Al pedirle al paciente que cierre el ojo con fuerza del lado afectado, será fácil abrirlo con la mano, además de que en muchas ocasiones el cierre es incompleto y se puede ser parte del ojo. De hecho, en algunos casos como el cierre ocular es incompleto, puede existir sequedad ocular lo que ocasionará lagrimeo constante con necesidad de gotas humectantes. 
  • Surco nasogeniano aplanado. El surco nasogeniano es una de las líneas que se encuentran entre la nariz y la boca. Al arrugar la nariz, el lado afectado permanecerá plano. 
  • Desviación de la comisura de la boca. Los músculos que controlan la sonrisa y los labios también se afectan. De entrada, el lado afectado estará flácido con la comisura bucal hacia abajo, y al hacer muecas, sonreír o enseñar los dientes, la boca se desviará hacia el lado sano ya que este “jala” al lado enfermo. Otra manera de valorar el daño en estos músculos es “inflando los cachetes”, pues en una persona con parálisis de Bell el aire escapará por el lado con parálisis.
  • Derrame de saliva o líquidos por el lado enfermo de la boca.
  • Dolor en la mitad de la cara o en la mandíbula. Algunos pacientes pueden sentir hormigueos o dolores en el lado de la lesión.
  • Alteraciones auditivas. En algunos casos el oído del lado lesionado se vuelve muy sensible a los estímulos auditivos, incluso pudiendo ocasionar dolor o molestia.
  • Cefaleas. Los dolores de cabeza en ocasiones pueden ser recurrentes.

¿Qué es la parálisis facial?

La parálisis facial es la pérdida de movilidad, ya sea de manera parcial o total, de algunos de los músculos de la cara.

Las causas son muy variadas y puede ser desde procesos inflamatorios, leves y autolimitados (que se quitan solos sin necesidad de otras intervenciones), hasta situaciones graves que pueden poner en peligro la vida.

¿Cuántos tipos de parálisis facial existen?

Más que una lesión en los músculos de la cara, el daño se origina en los nervios que se encargan de controlar los mismos.

Dependiendo del nivel de la lesión nerviosa, la parálisis facial se puede clasificar como parálisis central o parálisis periférica.

La parálisis facial de tipo central se origina por una lesión a nivel del cerebro, por lo que se asocia con mayor gravedad. Suele estar originada por condiciones como infartos cerebrales, embolias o hemorragias cerebrales. Además, se ha visto asociada a otras condiciones como masas cerebrales (tumores).

Clínicamente suele ser menos llamativa que la parálisis de tipo periférico, ya que aquí se ve afectada únicamente el cuadrante inferior de la cara.

Parálisis de Bell: una condición muy común

La parálisis facial periférica es por mucho el tipo más común. Se le conoce también como parálisis de Bell en honor al médico que la describió (Sir Charles Bell).

Es una condición muy frecuente, estimándose entre 11 a 45 casos por cada 100,000 habitantes. Debido a esto, la información descrita a partir de ahora será dirigida a la parálisis facial de tipo periférico.

¿Cuáles son las causas de la parálisis periférica?

La parálisis de Bell suele asociarse a infecciones virales recientes, como cuadros gripales o gastroenteritis, por lo que, es común que cuando le preguntamos al paciente, nos refiere que hace una o dos semanas presentó algún síntoma relacionado. 

En otros casos, estos síntomas suelen ser tan leves que incluso pueden llegar a pasar desapercibidos.

En muchas ocasiones no es posible asociar una causa al desarrollo de la parálisis. En estos casos dependerá del médico y del paciente el solicitar o no estudios complementarios.

¿En qué consiste el tratamiento?

El tratamiento de la parálisis facial depende de la gravedad y del momento en el que se diagnostique.

Por ejemplo, cuando tiene poco tiempo de iniciado el cuadro, los medicamentos como antivirales o esteroides pueden asociarse con mejoría.

Rehabilitación física: imprescindible 

Como regla general, la rehabilitación física es pieza clave para la recuperación. Si bien en algunos pacientes la parálisis puede quitarse por sí sola y de manera completa, en algunos pacientes este proceso es tardado y puede dejar secuelas. 

La rehabilitación en estos casos consiste en ejercicios para fortalecimiento de músculos, terapias con masaje y otros tipos de estimulación.

Consiste en una terapia de rehabilitación neurológica dividida en 3 fases:

  1. Comienza con una terapia con oscilaciones profundas que ayudarán a mejorar la microcirculación del nervio. 
  2. Continuamos con un masaje facial en la zona afectada de la cara, con esto se busca estimular la musculatura aumentando su tono y favoreciendo su aporte sanguíneo.
  3. Finalmente se realizan una serie de ejercicios frente a un espejo para reeducar los músculos faciales, de esta forma el paciente busca mantener una adecuada simetría facial.

Con la terapia de rehabilitación física se busca recuperar el 100% de la función del nervio lo más pronto posible.

El impacto emocional

Algo que no se debe dejar de lado, es el impacto emocional que acompaña a la parálisis de Bell.

Aunque suele ser una condición que no se asocia a gravedad, el hecho de que la cara, que es una zona del cuerpo altamente expuesta, esté afectada, puede ocasionar inseguridad, ansiedad, miedo a las miradas o a salir de casa, e incluso depresión.

Ante esto último, debemos comprender que es un padecimiento común, en el que las terapias nos permitirán con el paso del tiempo reducir las manifestaciones y secuelas.

Además, debemos de recordar que, como parte del proceso de rehabilitación, la valoración por psicología nos puede ayudar a tener un mejor apego al tratamiento y por lo tanto, resultados mejores y más rápidos.