Padecimientos
Lo primero que se debe de hacer cuando se presentan síntomas de parálisis facial es buscar atención médica inmediata ya que el desenlace puede depender de la rapidez con la que se actúa. Un neurólogo es el especialista indicado para atender este tipo de padecimientos.
En Neurocenter somos especialistas en la atención de la parálisis facial y contamos con una amplia red de profesionistas en neurología para ofrecerte un diagnóstico y el tratamiento adecuado para tu padecimiento.
Los músculos de la cara se encuentran controlados por el nervio facial o nervio craneal VII. Este nervio se encarga de los movimientos faciales pero también de la parte sensitiva. El VII nervio craneal tiene su raíz en una estructura cerebral llamada protuberancia, a partir de ahí, su trayecto interno es cercano al oído, sale del cráneo y al llegar a la glándula parótida (que se encuentra enfrente de la oreja) se ramifica en 5 porciones: temporal, cigomática, bucal, mandibular y cervical.
Cada rama lleva y trae información del cerebro a los músculos, permitiendo que se contraigan o relajen permitiendo que las personas puedan expresarse, hablar, comer y parpadear.
La parálisis facial puede ser central o periférica dependiendo del nivel en el que se encuentre la lesión, se denomina central cuando se lesiona una porción en la raíz y periférica en las porciones más distales. Su clasificación es importante porque dependiendo del nivel al que se encuentre la lesión, serán los síntomas que se manifiesten.
Algunos de los síntomas que pueden presentar las personas con parálisis facial son:
-Incapacidad para mover un lado de la cara
-Asimetría facial con un lado de la cara caído
-Incapacidad de cerrar el ojo o sonreír
-Babeo
-Dolor de cabeza
-Pérdida del gusto
-Cambios en la secreción de lágrimas y saliva
Debido a que existen dos tipos de lesiones nerviosas, existen otras manifestaciones que nos orientan hacia el sitio en donde se encuentra el daño:
Periférica: Cuando la lesión es periférica, se puede observar:
Otras de las manifestaciones pueden ser pérdida del gusto, la mitad de la lengua inmóvil y disminución en la producción de lágrimas. En las afecciones periféricas siempre se encontrará afectación tanto de la parte superior como de la inferior.
Central: Las lesiones centrales se traducen a una parálisis que afecta la porción inferior de la cara y permanecen normales los movimientos de la parte superior (frente, ojos, cejas).
La parálisis facial puede ser causada por múltiples causas:
La valoración de la parálisis facial debe de realizarse en el momento en que la persona lo identifica, aunque muchas veces se tratará de una parálisis de Bell de causa desconocida, deben descartarse otros diagnósticos que ameritan tratamiento urgente.
De ser posible, antes de acudir a recibir atención, es recomendable hacer una lista de los medicamentos que se encuentre tomando y las dosis para descartar que no se trate de un efecto adverso farmacológico y asegurarse que ningún medicamento nuevo interfiere con los previos. También se recomienda hacer memoria de síntomas previos o actuales que acompañan la parálisis facial.
La valoración inicial puede ser realizada en urgencias o en una consulta neurológica. Algunos datos relevantes serán el tiempo de evolución, cómo fueron progresando los síntomas, si existe alguna enfermedad asociada (diabetes, lupus eritematoso sistémico, sarcoidosis), si ha habido algún traumatismo o infección reciente y si existe algún otro síntoma neurológico (debilidad en extremidades, alteración del habla).
En la exploración física se le pedirá al paciente que realice diversos movimientos faciales para evaluar la función de cada una de las ramas del nervio facial e identificar el sitio de la lesión.
De acuerdo a esta evaluación inicial, el médico definirá si se trata de una parálisis central o periférica y puede orientarse hacia la causa. En algunos casos será necesario un estudio de imagen como tomografía o resonancia, sobre todo en aquellos casos en los que se sospeche de tumores, lesiones por golpes o infecciones en oído o cerebrales.
Otras pruebas que se pueden realizar son exámenes para valorar la secreción lagrimal (test de Schirmer) y valoración de capacidad auditiva.
El tratamiento dependerá de la causa y gravedad. Hay ciertas recomendaciones generales para evitar complicaciones como:
Terapia física
La terapia física es indispensable en la enfermedad, ya que se puede utilizar como reeducación neuromuscular al realizar ejercicios de movimientos faciales con ejercicios que favorezcan el movimiento y técnicas de estimulación con yemas de los dedos realizando percusiones y vibraciones en la zona afectada.
Terapia de rehabilitación
Consiste en una terapia de rehabilitación neurológica dividida en 3 fases:
Con la terapia de rehabilitación física se busca recuperar el 100% de la función del nervio lo más pronto posible.
Manejo del dolor
En cuanto al manejo del dolor, se puede recurrir a analgésicos como Paracetamol o Ibuprofeno, recordando que éste último puede ocasionar sangrado gastrointestinal, por lo que debe utilizarse sólo si es necesario. También pueden ayudar los fomentos calientes en las zonas que se encuentran contracturas.
Farmacológico
En el caso de la parálisis de Bell se recomienda el manejo con corticoides, como prednisolona o prednisona, para permitir la desinflamación del nervio. Esto es debido a que se cree que el daño nervioso esté causado por un proceso inflamatorio y además porque se asocia a mejores desenlaces.
Quirúrgico
El tratamiento quirúrgico puede encontrarse indicado si la lesión fue por traumatismo, sin embargo no se ha demostrado efectivo en parálisis de Bell.