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Al ser un padecimiento tan común muchos médicos suelen iniciar tratamiento para la parálisis de Bell. Sin embargo, se trata de un padecimiento neurológico, por lo que el especialista en neurología es el experto y la persona más apta para su tratamiento.
El neurólogo es capaz de realizar un abordaje integral del paciente, determinar la gravedad de la parálisis, saber si nos encontramos ante un episodio leve o si existe alguna otra condición de la cual nos debemos de preocupar.
Mediante una exploración completa, el neurólogo nos dará sus recomendaciones sobre cuál es el mejor tratamiento para cada paciente, además de saber cuándo involucrar a otras disciplinas como psicólogos, rehabilitadores, etc.
Una pieza indispensable en el tratamiento de la parálisis facial es la rehabilitación física. De hecho, el iniciar los ejercicios y sesiones de rehabilitación, en el momento que indique el especialista en neurología, se ha asociado a un menor tiempo de recuperación y menores secuelas de la misma.
Dentro de las enfermedades que afectan al sistema nervioso existen patologías graves y urgentes que ponen en peligro la vida o que pueden dejar secuelas y dependencia física. Este tipo de enfermedades confieren al paciente y al médico una preocupación importante, además de asociarse a largos períodos de preocupación, estancias hospitalarias prolongadas y altos costos.
Por otro lado, están aquellos padecimientos que no son graves ya que no representan un peligro inminente para la vida, pero que se asocian de preocupación, estrés, ansiedad y depresión.
El ejemplo clásico es la parálisis facial de tipo periférico, también llamada parálisis de Bell. Es un padecimiento que afecta el rostro, siendo difícil de ocultar y exponiendo al paciente a situaciones que le generan estrés como miradas o el saber que de momento hay asimetría facial.
Éste tipo de condiciones requieren especial atención ya que la calidad de vida de los pacientes se ve afectada, ocasionando problemas en la esfera social, familiar, laboral etc.
La parálisis de Bell es un padecimiento común y se caracteriza por la debilidad o parálisis de los músculos ya sea de la mitad derecha o izquierda de la cara.
Ésta afección se manifiesta con asimetría facial, con los siguientes hallazgos clásicos:
Si bien, los anteriores son algunos de los signos más llamativos y evidentes, la parálisis de Bell puede asociarse con manifestaciones que no son visibles, pero contribuyen de manera importante a la morbilidad de la misma.
Por ejemplo, es común la asociación con dolor en la mitad de la cara, migrañas y cefaleas, problemas de las glándulas, sensibilidad aumentada al ruido, entre otras.
Se ha asociado con infecciones virales como resfriados o gastroenteritis, sin embargo, en algunas ocasiones no existe una causa identificable y por lo general no suele ser necesario el encontrar el origen, ya que el manejo es el mismo.