Padecimientos
La parálisis facial es un trastorno neuromuscular causado por lesión de las vías motora y sensorial del nervio facial, que ocasiona una alteración del movimiento en los músculos del rostro, en la secreción de saliva, lágrimas, y en el sentido del gusto.
Existen 2 tipos de parálisis facial según el área del cerebro o nervio que sea vea afectada, de esta manera puede ser central o puede ser periférica.
Cualquiera que sea el tipo de parálisis facial que presente una persona, siempre es necesario buscar atención médica inmediata para descartar que sea un signo de un problema más grave que pueda dejar secuelas permanentes.
Además, el recibir atención oportuna ayudará a lograr un mayor porcentaje de recuperación en un menor tiempo.
En Neurocenter como clínica de atención neurológica somos especialistas en la atención de parálisis facial, con tratamientos multidicisplinarios e integrales que ayudan a nuestros pacientes a recuperar todo aquello que necesitan para tener una vida plena,
Contamos no sólo con la infraestructura, sino también con una robusta red de profesionales que respaldan la eficacia de nuestros tratamientos.
La parálisis facial central es causada por afección de la neurona motora superior y se acompaña con frecuencia de hemiplejia del mismo lado de la lesión, asfectando al movimiento voluntario de la parte inferior de la cara, pero no a los músculos frontal y orbicular de los párpados. Además, suelen ser normales los movimientos faciales reactivos a emociones.
La parálisis facial periférica también es conocida como parálisis de Bell, de neurona motora inferior o parálisis idiopática; es causada por la afección aguda del nervio facial a nivel periférico; origina pérdida del movimiento voluntario en todos los músculos faciales del lado afectado y es la más común de las parálisis faciales.
Puede ser unilateral o bilateral, completa si abarca todos los músculos del lado afectado, o parcial si sólo afecta a un grupo de ellos. La forma de parálisis más común es unilateral, afectando la hemicara ipsilateral (del mismo lado) del nervio lesionado .
Afecta más frecuentemente en edades de 20 a 29 años y 50 a 59 años, siendo inusuales antes de los 6 años y después de los 60 años. Adicionalmente, los pacientes diabéticos, hipertensos e inmunodeficientes tienen un riesgo mayor de sufrir esta patología, y generan mayores complicaciones.
Se ha descrito que la causa más común de la parálisis facial periférica es una infección viral sistémica del virus herpes simple
Dentro de las principales causas de parálisis facial secundaria se encuentran: traumatismos, problemas vasculares como aneurisma de la arteria basilar, lesiones vasculares pontinas o hipertensión; así como tumores, procesos inflamatorios óticos y reacciones a drogas o medicamentos como la isoniazida.
También se deben a cuadros neurológicos como polirradiculoneuropatías periféricas tipo Guillain–Barré, multineuritis, sífilis, lepra, cuadros meníngeos infecciosos o encefalitis; asociadas a padecimientos como síndrome de Ramsay–Hunt, de Heerfordt, de Melkersson–Rossenthal o de Stevens Johnson.
Su diagnóstico es principalmente clínico. El examen físico logra valorar los movimientos faciales con movimientos indicados por el neurólogo, se evalúa la presencia del signo de Bell que se describe como una rotación del globo ocular cuando el paciente intenta cerrar el ojo. Se le solicita al paciente fruncir el ceño, labios y mostrar dientes y tensar mejillas.
Se realizan una serie de estudios que tienen como objetivo identificar la causa de la parálisis, los cuales son: análisis de sangre del fluido cerebro-espinal, rayos X, estudios de neuroimagen de conducción del nervio, electromiografía y velocidades de conducción nerviosa. Estos estudios se solicitan de acuerdo a sospecha clínica posterior a la evaluación clínica de signos y síntomas.
El estudio de conducción periférica del nervio se realiza midiendo la velocidad de conducción motora o sensorial del nervio, y amplitudes compuestas del potencial de acción del músculo usando electrodos de superficie. Los estudios de imagen utilizan tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM) empleandose en los casos donde la parálisis se acompaña de síntomas como pérdida de la audición, múltiples déficits del nervio craneal, signos de parálisis de una extremidad o pérdida de sensibilidad.
Los estudios audiométricos ayudan a determinar en qué grado está afectada la audición, descartando la sospecha de neurinoma acústico. La evaluación del reflejo estapedial provee de orientación topográfica de localización de la lesión en los casos postraumáticos, y su presencia se asocia con un buen pronóstico de recuperación. Los estudios de laboratorio son necesarios si el paciente presenta síntomas sistémicos como fiebre, pérdida de peso, erupciones o debilidad facial progresiva sin mejora significativa por más de cuatro semanas.
Un 80% de los pacientes que experimentan una parálisis facial empiezan a notar mejoría en los síntomas después de unos 21 días. Desaparecen en su totalidad al cabo de dos o tres meses, pero todo dependerá del cuadro en particular.
De acuerdo con diferentes estudios, sólo 2 de cada 10 pacientes con parálisis facial podrían mantener algunos síntomas para siempre.
Los primeros pasos a seguir cuando se presenta una parálisis facial es acudir a un especialista, un neurólogo clínico sería el indicado. Para poder llegar al diagnóstico se inicia con un adecuado interrogatorio y exploración neurológica. Lo primero es determinar si estamos frente a una parálisis facial central o periférica. Muchas veces basta con observar al paciente, aunque en la mayoría de los casos se realizará un estudio de neuroimagen como una resonancia magnética para descartar alguna lesión en el cerebro.
El tratamiento se caracteriza por un ciclo corto de esteroides y se valora el uso de antivirales como el aciclovir por la posibilidad etiológica.
Se recomienda un ciclo dentro de las 72 horas del inicio de la enfermedad. En caso de dolor se utilizan analgésicos, acetaminofén o ibuprofeno. Para la protección ocular se utilizan gotas con hipromelosa para lubricar constantemente.
Terapia de rehabilitación
Consiste en una terapia de rehabilitación neurológica dividida en 3 fases:
Con la terapia de rehabilitación física se busca recuperar el 100% de la función del nervio lo más pronto posible.