La Parálisis Facial produce una deformidad severa, tanto funcional como estética, debido a la lesión del VII par craneano. Su incidencia es de 70 casos por 6.000 habitantes. Los pacientes afectados pueden presentar incapacidades variables de las funciones de los músculos faciales y de la expresión facial, con imposibilidad para cerrar los ojos, elevar las cejas, sonreír, hablar y comer.
Su etiología es alcanzada en un solo 20% de todos los casos, por lo que es importante que cada paciente detalle la sintomatología adecuada para poder establecer la terapia.
¿Qué causa la parálisis facial?
Las causas de parálisis facial son múltiples y han sido clasificadas de diferentes maneras. Podemos dividirlas en adquiridas o congénitas.
Causas adquiridas:
- Idiopáticas
- Traumáticas
- Tumorales
- Infecciosas
- Tóxicas
- Iatrogénicas
- Neurológicas
- Vasculares
- Metabólicas.
Causas intratemporales:
- Fracturas óseas
- Laceraciones del nervio facial
- Tumorales
- Colesteatoma
- Neurinoma del acústico
También existen las parálisis por infecciones virales y bacterianas que ocasiones la dificultad del movimiento.
El 80% de las parálisis faciales son idiopáticas y de estas el 90% se recupera sin secuelas. Clínicamente el trastorno se manifiesta de acuerdo con el grado de compromiso del nervio facial, de la lesión y el tiempo transcurrido.

¿Parálisis facial completa e incompleta?
Cuando la parálisis facial es idiopática e incompleta casi siempre se logra la recuperación completa o satisfactoria. En general, si la parálisis facial (completa o incompleta) empieza a recuperarse antes de las 3 semanas, se puede esperar una excelente recuperación con pocas excepciones.
Si la recuperación se inicia entre las 3 semanas y los 2 meses de evolución, puede esperarse una recuperación satisfactoria de la función. Sin embargo, si después de los 2 meses de evolución no se ha iniciado la recuperación, la mayoría de los pacientes no recuperarán la función satisfactoriamente.
¿Cómo sabemos si estamos teniendo un cuadro clínico aparente de parálisis facial?
Los signos y síntomas de la parálisis facial dependen del lugar de la lesión en el nervio facial.
- A medida que la lesión es más periférica se puede observar pérdida de movimiento del lado afectado de la cara.
- Los pliegues y arrugas de la hemicara están ausentes o indefinidos.
- El párpado superior, inferior, mejillas y comisura de la boca se ven caídas.
- Se presenta un incremento en la sensibilidad a los cambios de temperatura
- Hay una mayor secreción de saliva y lágrimas.
La asimetría ocasionada por la parálisis se evidencia más cuando el paciente realiza los siguientes movimientos:
- Formar arrugas horizontales en la frente al elevar las cejas
- Fruncir el entrecejo
- Arrugar la nariz
- Apretar labios
- Abocinar la boca para soplar o silbar.
- Asimismo, se observará asimetría al sonreír y hablar
- En ocasiones la voz adquiere un tono nasal.
Una alteración que se presenta en la audición es la hiperacusia, la cual se define como hipersensibilidad a los sonidos cotidianos, percibidos como insoportables, fuertes o dolorosos.
Dentro de la parálisis facial central es causada por afección de la neurona motora superior, y se acompaña con frecuencia de hemiplejia del mismo lado de la lesión. Afectando al movimiento voluntario de la parte inferior de la cara, pero no a los músculos frontal y orbicular de los párpados. Además, suelen ser normales los movimientos faciales reactivos a emociones.
Orientación diagnóstica
El diagnóstico de la parálisis facial incluye una cuidadosa evaluación clínica y exploración física. Partiendo de estas evaluaciones se realizan una serie de estudios que tienen como objetivo identificar la causa de la parálisis, los cuales son:
- Análisis de sangre del fluido cerebroespinal
- Rayos X
- Estudios de neuroimagen de conducción del nervio
- Electromiografía
- Electroneugrofía.
Los estudios se solicitan de acuerdo a la sospecha clínica.
¿Cuáles son los tipos de estudio y cómo se realizan?
El estudio de conducción periférica del nervio se realiza midiendo la velocidad de conducción motora o sensorial del nervio, y amplitudes compuestas del potencial de acción del músculo usando electrodos de superficie.
Los estudios de imagen utilizan tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM) empleándose en los casos donde la parálisis se acompaña de síntomas como pérdida de la audición, múltiples déficits del nervio craneal, signos de parálisis de una extremidad o pérdida de sensibilidad.
Los estudios audiométricos ayudan a determinar en qué grado está afectada la audición, descartando la sospecha de neuroma acústico.
Las pruebas electro diagnósticas no son rutinariamente hechas para la parálisis de Bell en etapas iniciales; sin embargo, después de 2 semanas pueden ayudar a detectar denervación y demostrar nueva regeneración del nervio.
¿Cuáles son las diferencias entre parálisis facial central y periférica?
La parálisis facial central y periférica se distinguen principalmente por su origen y las áreas del sistema nervioso que se ven afectadas.
La parálisis facial central, por un lado, se origina en el sistema nervioso central, específicamente en el cerebro. Esta condición puede estar relacionada con lesiones o trastornos que afectan áreas específicas del cerebro responsables del control de los músculos faciales. Un ejemplo común de parálisis facial central se observa en pacientes con accidentes cerebrovasculares que afectan la corteza motora facial. En este caso, la debilidad o la parálisis facial son más notables en la mitad inferior de la cara, mientras que la frente puede conservar su movilidad. Es importante destacar que la parálisis facial central puede estar asociada con otros síntomas neurológicos debido a su origen en el cerebro.
Por otro lado, la parálisis facial periférica ocurre cuando hay un daño o una interrupción en el nervio facial fuera del cerebro, generalmente cerca de la región del oído. La causa más común de parálisis facial periférica es la parálisis de Bell, una condición en la que el nervio facial se inflama o se comprime. Cuando esto sucede, los músculos faciales del lado afectado se debilitan o paralizan. A diferencia de la parálisis facial central, en la parálisis facial periférica, la frente y la boca pueden estar igualmente afectadas, ya que el daño ocurre más cerca de los músculos faciales.
En cuanto a los síntomas, tanto en la parálisis facial central como en la periférica, las personas pueden experimentar dificultad para cerrar el ojo, sonrisas asimétricas y problemas para expresar emociones faciales.
Es fundamental que cualquier persona que experimente síntomas de parálisis facial busque atención médica, ya que un diagnóstico preciso es esencial para determinar la causa y el tratamiento adecuado. La rehabilitación y el tratamiento varían según si se trata de una parálisis facial central o periférica, y un equipo médico especializado en neurología puede proporcionar la orientación necesaria para el manejo y la recuperación de esta condición.

Tratamiento en la parálisis facial
El pronóstico de recuperación aumenta en función del tratamiento oportuno. El objetivo primario de la atención médica es evaluar el grado, sitio y posibles causas de la lesión, para ayudar a la regeneración del nervio facial.
El tratamiento básico consiste en lubricación ocular mediante ungüento oftálmico (sólo por la noche), uso de lágrimas artificiales (metilcelulosa o hipromelosa) hasta que el paciente logre un cierre ocular normal y oclusión ocular nocturna mediante un parche.
Se ha descrito que la prednisona ayuda a restituir la función del nervio facial hasta en un 90 %. A pesar de que se ha reportado que el aciclovir (inhibidor de la replicación del DNA del herpes zoster) combinado con terapia con esteroides es más efectivo que la terapia de esteroides sola. Se recurre a intervención quirúrgica cuando hay compresión del nervio facial y se realizan injertos nerviosos que ayudan a restablecer la funcionalidad.
Rehabilitación en la parálisis
Se ha utilizado en terapias de masaje, ejercicios faciales, técnica de taping (dar pequeños golpecitos) en los músculos afectados para aumentar la circulación sanguínea, el tono muscular, evitar flacidez de la cara y promover la simetría facial. La rehabilitación muscular busca, entre otras cosas, el aumento de las señales, como activación diferencial de los músculos implicados en el patrón excitatorio.
La reeducación neuromuscular, terapia mímica y kinesioterapia, se utiliza para recuperar el movimiento facial simétrico y para reducir o eliminar los problemas asociados a la parálisis en cuanto al déficit de movimiento.