Padecimientos
La parálisis facial se refiere a la pérdida de la movilidad de los músculos en cara, ésta suele afectar un solo lado y pueden ser de origen central o periférico dependiendo de la parte del nervio facial que se encuentre afectado. Existen distintas condiciones que pueden causar parálisis facial como las infecciones, tumores, traumatismos, enfermedades neurológicas, metabólicas e incluso puede ser de origen desconocido.
Como tal el estrés no está descrito como causa directa de la parálisis facial, sin embargo recientemente se han asociado los niveles de estrés a alteraciones del sistema inmune que protege al individuo contra infecciones, por lo que en cierta manera los niveles altos de estrés pueden condicionar a que una persona presente mayor riesgo de tener una infección que afecte el nervio facial y cause parálisis.
Los síntomas de la parálisis facial varían, aunque los síntomas que destacan son dificultad para abrir el ojo, articular palabras o realizar movimientos con la boca o mejillas por la debilidad muscular. El tratamiento se basa en tratar la causa y rehabilitación física para recuperar la funcionalidad perdida.
Los músculos de la cara se encuentran controlados por el nervio facial o nervio craneal VII. El nervio facial envía las señales desde el cerebro hasta los músculos para realizar los movimientos necesarios para parpadear, hablar, inflar los cachetes y realizar gestos. Sin embargo también realiza otras funciones como enviar señales para que se produzcan lágrimas y saliva y llevar información de la cara al cerebro que permiten que sintamos el oído y que percibamos sabores de la punta de la lengua.
Contamos con dos nervios faciales, la primera porción de cada nervio lleva información al mismo lado de donde se origina y la segunda porción envía información a ambos lados de la cara. Debido a esto, las lesiones centrales (en la primera porción) tienen características diferentes que las lesiones periféricas (en la segunda porción).
En la parálisis facial central, que afecta la primera porción del nervio facial la persona conserva la movilidad de la parte superior de la cara (frente y ojos), sin embargo, sí presenta afectación de la parte inferior de la cara unilateral (boca y mejillas). Esto ocurre porque la porción superior de la cara aún recibe información desde el nervio facial del lado contralateral.
En la parálisis facial periférica, que afecta la segunda porción, la persona pierde el movimiento de todos los músculos de la cara del lado afectado, esto dificulta que la persona pueda parpadear (conocido como signo de Bell), producir saliva o lágrimas y que además presente alteraciones en el gusto de la punta de la lengua. Esto ocurre porque la lesión se encuentra en la segunda porción más distal del nervio, por lo que incluso las señales del lado contralateral no tienen por donde enviar señales para conservar la movilidad.
o Neurinoma del nervio facial
o Glioma del tronco cerebral
o Amiloidosis
o Diabetes Mellitus
o Síndrome de Guillain-Barré, encefalitis
o Virus: VIH (meningitis por Virus de inmunodeficiencia humana), Virus de Epstein-Barr, Herpes
o Bacterias: Tuberculosis meníngea, enfermedad de Lyme, lepra, meningoencefalitis
Si sospechas que puedes tener parálisis facial es importante acudir con un especialista, en este caso, un neurólogo que se encuentre capacitado para valorar estos casos.
En primera instancia será importante realizar una historia clínica para conocer los antecedentes de la persona, saber si existe alguna otra enfermedad de base que pueda explicar la parálisis facial. Posteriormente se interroga acerca de los síntomas: ¿Cuándo inició la dificultad para mover la cara? ¿Lo asocia a algo? Y posteriormente se realiza la exploración física para definir si se trata de una parálisis facial central o periférica.
Durante la exploración física se te puede pedir que realices algunos movimientos como levantar las cejas, cerrar los ojos fuertemente, arrugar la nariz, inflar los cachetes y sonreír. Estos ejercicios se realizan con el fin de definir la gravedad de la parálisis facial e identificar la presencia de complicaciones si es que las hubiera.
También se puede solicitar una electromiografía facial para especificar el tipo de lesión en el nervio y el pronóstico. Este estudio registra la actividad que realizan los músculos en reposo y durante una contracción.
No existe una sola cura para la parálisis facial. El tratamiento se debe enfocar en la rehabilitación física y en el tratamiento de la causa si es que se identifica alguna.
La rehabilitación física consiste en una serie de ejercicios repetitivos que permite que se recupere la capacidad de movimiento ya sea de manera total o parcial. El grado de respuesta varía dependiendo de la causa, la gravedad, el apego a tratamiento y la respuesta inherente de cada persona que se somete a la rehabilitación, sin embargo, de manera general se logran obtener buenos resultados y evitar complicaciones.
Dentro de las principales complicaciones que se pueden tener debido a la parálisis facial se encuentran:
Si bien el estrés no ha sido identificado como una causa directa para la parálisis facial, es importante saber que existen otras causas como las infecciones o tumores que deben descartarse cuando alguien presenta una parálisis facial. El neurólogo es el especialista en evaluar la parálisis facial y determinar los estudios diagnósticos que deben de ser realizados dependiendo del contexto de cada paciente.
Dependiendo de la causa de la parálisis facial, la gravedad y el apego a la rehabilitación la persona puede recuperar su movilidad de forma parcial o incluso total. El tratamiento de la parálisis facial es importante para evitar complicaciones oculares o musculares que lleguen a afectar la calidad de vida de la persona.